sábado, 29 de marzo de 2014

El Doctor Zuma

Por los pasillos de la facultad de derecho, pasearon muchas personas importantes, uno de ellos fue el Dr. Zuma, como muchos le llamaban, era un picapleitos incorregible, pues sin temor a Dios y sin temor a su propia conciencia mandaba a encerrar a cuanta gente le mirara feo o le adeude un solo peso.

Hasta cierto extremo se creía un Dios, y en la corte nadie le enfrentaba por temor, otorgándole cada ves más un poder insólito, se creía tan sabiondo que incluso interpretaba las leyes a su antojo, pero como todo en la vida hay un punto débil, las mujeres.

Teresa tenía como 35 años, cuando conosio a Zuma, era una mujer muy hermosa, morena de largos cabellos y una figura esbelta, con unas piernas casi perfectas, cuando Zuma la encontró  se quedó fascinado por su belleza, y recogiendo su soberbia  desplegó sus mejores tácticas de enamoramiento, era increíble el cambio, de ser vil y mezquino a dócil y sencillo.
Cuenta la historia que el caballero era visto en las tardes  caminando por las calles que conducían al domicilio de su amada, no hubo un solo día en que no le llevara flores y joyas como muestra de su amor, un amor que se fue extinguiendo cuando apareció  una muchachita en la flor de su juventud y se traslado frente a la residencia de teresa.
El abogado fue perdiendo poco a poco el interés por su amada  que lo convirtió en un ser sumiso  y apacible, así que de la noche a la mañana  cambiando de parecer empezó a cortejar a la nueva vecinita.
Nada más que teresa no se quedó con los brazos cruzados, y viajando a un pueblo lejano de charazani ,hogar de los sabios y médicos andinos, pero también de brujos,hechiceros y magos, volvió a la ciudad con una botella que contenía un extraño brebaje , del que se decía le había costado un ojo de la cara.
Una noche en que el Dr, había salido a la casa de su nueva novia, al volver vio que la alcoba su anterior amada estaba con la luz prendida, a lo que goloso como era decidió probar un manjar añejo, golpeó la puerta de su ex pareja quien lo recibió sin pedirle ninguna explicación, lo atendió como en sus mejores épocas y lo complació en todo en la intimidad.
A la mañana siguiente. Teresa le sirvió al doctor un juguito de frutas quien bebió hasta la última gota, sin sospechar nada, ya que el jugo contenía una fuerte dosis del misterioso liquido.
Mas tarde salio de la vivienda rumbo al juzgado, pero al tercer paso que dio, se sintió mal, y regresó a la casa de su amada, quien lo recibió con un rostro sonriente.
desde ese día el abogado se sintió indefenso, inútil, era un hombre sin voluntad, y caminaba como perro faldero tras de su amada. Cuenta la leyenda que por las noches se veía una sombra cruzar la calle, en dirección a la casa de la vecinita, y se escuchaban risas sonoras, al poco tiempo apareció embarazada ante el asombro del pueblo, nadie sabia  quien era el padre y el rostro de la muchacha aparecía reluciente mientras teresa andaba con su perro faldero.
De pronto un día sin más ni menos la vecinita dio a luz, el tiempo por cálculos no se había cumplido, sin embargo nació una pequeña hermosa  y de buen peso, pero sucedió algo raro, a medida que pasaban los meses la vecinita se convertía en una muchacha vieja, su aspecto infundía temor en los vecinos, su cuerpo parecía tener lepra, y cuando uno pasaba a su lado tenía un olor nauseabundo, poco a poco dejo de ponerse la ropa que lucía mostrando sus carnes, y las iba ocultando de la mirada de los demás , mientras que la niña crecía rebosante de hermosura.
Un día la muchacha dejó de existir, dicen que fue de un paro cardíaco, yo creo que fué el brebaje, y teresa adopto a la niña que creció en su regaso, junto al abogado Zuma.

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